Si te fijas, los monjes budistas siempre parecen pacíficos en todo momento. Hay una buena razón: ¡siguen ciertas reglas de vida que otros no respetan! Para nosotros, esta filosofía puede resultar demasiado exigente, pero en realidad conduce a una mayor felicidad. Estas reglas pueden traerte muchos beneficios, además de paz interior, para el resto de tu vida.
Reglas de vida en el budismo.
En el budismo hay reglas de vida, hábitos que adoptar para vivir mejor. Veamos cuáles son los hábitos budistas que cambian la vida.
La simplicidad
¡Buda no nació asceta! De hecho, nació príncipe. Tuvo todas las oportunidades para acumular tantas cosas como quisiera. Pero no lo hizo. En cambio, vio más allá de los vanos intentos de realización materialista y decidió que debía haber otra respuesta. Más precisamente: la felicidad viene de dentro, entonces ¿por qué buscarla fuera de nosotros mismos? Con este principio en mente, buscó abandonar todo lo innecesario y abrazar una realidad más profunda. Ésta es la base de la simplicidad.
La generosidad
Cuando puedes desarrollar una actitud desinteresada, te concentras menos en tus problemas personales. Te vuelves menos emocional con las cosas pequeñas y tu mente se vuelve más tranquila. Reconocer que ser más desinteresado hacia los demás trae una felicidad más profunda es uno de los pilares de la vida espiritual. También es una cuestión de sentido común. Cuando ayudamos a los demás, encontramos una satisfacción más profunda.
El amor lo conquista todo
No hay duda de que es más fácil ser amable con alguien que ser malo con él. Cuando tratamos a las personas con dignidad y respeto, nos sentimos mejor con nosotros mismos y con el mundo en el que vivimos. Aunque no hay reciprocidad, sólo puedes controlar lo que pones en el mundo.
Meditación
Científicamente hablando, sabemos que la meditación cambia el cerebro. Además de eso, cambia nuestra propia naturaleza. Buda sabía de primera mano que la meditación era una herramienta poderosa porque era su trampolín hacia la iluminación. Obviamente, probablemente no tengas tiempo para meditar durante horas todos los días, pero incluso tan solo 30 minutos cambiarán tu vida.
no discutas
Estar enojado no es una buena manera de pasar el poco tiempo que tenemos en esta tierra. Perdona y olvida, aprende y crece a partir de tus experiencias, pero no te lleves el odio contigo. Si vives con este hábito budista, podrás vivir en paz.
Aprendiendo de los sabios
Escuchar a personas mayores y con más experiencia también es uno de los hábitos budistas que puedes aprender si quieres experimentar la felicidad. Es seguir el camino de los sabios. Echa un vistazo a tu alrededor, siempre hay personas perspicaces de las que puedes aprender. Las personas mayores tienen más experiencia, lo que les permite ofrecer innumerables lecciones de vida.
Aceptación del mindfulness como forma de vida
En todos los seres humanos es muy fácil juzgar a los demás. Está en nuestra naturaleza mirar a los demás y evaluarlos. La peor parte de esta situación es que nos llevan a mirar a alguien de manera incorrecta. Por otro lado, con la atención plena no hay juicio. El objetivo principal de la comunicación consciente es asimilar todo lo que alguien dice sin evaluarlo.
Superar lo negativo
Deja la negatividad en la puerta y mantente abierto al perdón para no desperdiciar tu vida peleando con los demás o enojándote con los demás. Acepte la responsabilidad de sus propios sentimientos y trabaje para superar la ira y poder vivir más plenamente.
Aceptación del cambio
Cada mañana nos levantamos y nos miramos al espejo. Identificamos a esta persona como "nosotros". Nos apegamos a esta percepción, con nuestro cuerpo y nuestra personalidad. Cuando cambia con la enfermedad, la vejez o los accidentes, sufrimos. Esto también es válido para nuestros amigos y familiares. Todo cambia, esta es la ley fundamental del universo. Cuando entendemos esto y lo aceptamos, la paz fluye fácilmente y sin expectativas.
Vive el momento presente
Nuestras mentes hacen algo curioso: intentan vivir en el pasado o en el futuro, cuestionando viejas conversaciones y escenarios una y otra vez. Pero esa no es la realidad. Si quieres vivir con alegría, tienes que experimentar lo que está pasando ahora, olvidar el pasado y dejar de preocuparte por el futuro.
Elige tus palabras con cuidado
Piensa antes de hablar, porque no puedes retractarte de esas palabras una vez que han sido enviadas al mundo. ¿Prefieres dar alegría o infligir dolor con tus palabras? Por eso, es mejor no hablar si te sientes incapaz de controlar lo que dices. Nuestros pensamientos llevan a nuestras palabras, por lo que pensar antes de hablar puede ayudarnos a afrontar muchas situaciones y sentirnos más profundos y abiertos. Cuando pensamos negativamente, actuamos negativamente. Cuando pensamos positivamente, actuamos positivamente.